martes, 4 de febrero de 2014

... Uno sólo, ya sería demasiado

Se me hace muy difícil hablar sin entristecerme, pero también sin odio, sin rabia y sin resentimiento acerca de un nuevo caso de atropello a un ciclista. Otro más... Y en este caso concreto, no es uno más,  es un hecho tan cercano que casi lo vivo como propio.

He sido un privilegiado al compartir momentos con Él, pero ahora me siento más vulnerable porque... Él ya no recorrerá más las carreteras, porque pude haber sido yo, porque ahora me siento en la necesidad y en el compromiso personal de gritar ¡basta ya!

La vida a veces nos da lecciones acerca de lo grande que es ella y de lo pequeños que somos los hombres. Pero en determinadas ocasiones nos abofetea enseñándonos lo delgada que es la línea entre el disfrute y la temeridad y sólo, por desgracia, el que pierde es el que aprende que un coche no es un juguete y que en manos de un desaprensivo se convierte en una bomba de destrucción masiva.

Mientras que la laxitud de las leyes lo permita y, sobre todo, la inconsciencia de una sociedad falta de valores se extienda, seguiremos jugándonos la vida sobre nuestra bici en cada cruce, en cada arcén, en cada rotonda...

En memoria de todos y todas los que ya no rodarán más entre nosotros, en apoyo a todos los familiares que sufrirán la pérdida eternamente, en repulsa del silencio y el "mirar para otro lado" de los políticos y legisladores, en reivindicación de nuestro derecho a la seguridad y en defensa de los que, pese a lo sucedido, deciden seguir amando y practicando ciclismo, digamos ¡Nadie más, ya son demasiadas víctimas!

Mi más sincero y sentido pésame,

porque en su esfuerzo de buscar ser un mejor ciclista, me mostró la gran persona que era.